Nos encontramos en la primera mitad de 2021 y, aunque ya hemos visto algunos buques insignia, este año todavía nos depara muchas sorpresas en el terreno smartphone.
Este artículo no pretende ser una guía de compra de teléfonos móviles al uso, con especificaciones y modelos concretas, sino una mirada al futuro del sector de forma práctica para conocer cómo debe ser un teléfono para que nos acompañe el mayor tiempo posible dilatando al máximo la inevitable obsolescencia.
¿Cómo es un teléfono resistente al futuro?
Este artículo está estructurado en 11 apartados importantes para que un teléfono soporte el paso del tiempo (2 a 3 años), prestando atención a lo que nos ofrece el mercado actualmente y hacia dónde se dirige.
1. - Con pantalla OLED y resolución QHD
A día de hoy, la tendencia hacia las pantallas cada vez más grandes es clara. No obstante, de herramienta para llamar, el teléfono ha ido ganando terreno en otras tareas. Primero, en aplicaciones de mensajería y redes sociales, y actualmente como gadget multimedia para el consumo de contenido audiovisual y videojuegos.
Ratios próximos al 2:1, reducción de marcos a la mínima expresión y elementos de diseño como notches, agujeros y otros "inventos" )) e incluso han posibilitado el aprovechamiento de las dimensiones del terminal sin renunciar a la manejabilidad...
Aunque la verdad sea dicha, usar el teléfono con una sola mano es casi casi una misión imposible, por lo que todavía quedan defensores de teléfonos pequeños y modelos que nadan a contracorriente en este sentido, como el iPhone SE (2020) o el iPhone 12 Mini (728 euros).
Los teléfonos plegables ya son una realidad... si bien en la práctica, aunque ya hay modelos a la venta como el Samsung Galaxy Z Fold 2 (1549 euros), estas propuestas tan ambiciosas en usabilidad como en el precio son acogidas con tibieza por el consumidor. Además, todavía quedan muchos factores de diseño por resolver en el formato con bisagra...y es que mientras que la tendencia parecía al formato libro, otros fabricantes apuestan por formatos más originales como el LG Wing.
Un vistazo a lo que propone el mercado deja patente que las 6,5 pulgadas se han convertido en el punto de partida actual en cuanto a tamaño y, si tienes claro que pasarás horas disfrutando de contenido multimedia, que seguirá creciendo en cuanto a volumen y propuestas — sirvan como ejemplo Stadia de Google o Apple Arcade en el terreno de los videojuegos — el QHD+ es apuesta de presente y futuro para exprimirlas en estas dimensiones.
A la hora de la verdad, tan importante como una resolución ambiciosa es una buena representación de color y brillo, ofreciendo un buen comportamiento en situaciones complejas como puede ser el visionado en exteriores cuando hay mucha luz.
Si acudimos a la tecnología del panel y con honrosas excepciones en las propuestas de gama alta con LCD, el caballo ganador mirando al futuro es el OLED, que proporciona una imagen más llamativa, con negros más profundos y alto brillo y contraste, sin olvidarnos de una mayor eficiencia energética y la consecución de terminales más finos y ligeros.
Otra de las tendencias actuales en las pantallas de más alto nivel es subir la frecuencia de de refresco hasta los 120 Hz, lo que se traduce en una experiencia visual más fluida en general, ya que no solo es interesante en gaming, sino también en tareas básicas para el usuario como los scrolls. Lo bueno es que esta prestación se ha "democratizado" y ya es posible encontrarla en modelos de gama media como el POCO X3 Pro (191 euros)
2. - Cámaras: de cantidad y calidad
A no ser que la fotografía te resulte indiferente, en cuyo caso encontrarás teléfonos de gama de entrada y media con unos resultados aceptables para tus expectativas, la fotografía es una de las áreas diferenciales entre las diferentes gamas de los teléfonos móviles.
En cuestión de un par de años hemos pasado de democratizar la cámara dual trasera a la triple para que actualmente la cámara cuádruple sea la norma en la gama media, con terminales como el realme 8 Pro (250 euros) con un sensor principal de 108 MP. En todo caso, la diversidad del grupo de sensores permiten a la cámara en su conjunto adaptarse a más situaciones.
Pero como sucede con los megapíxeles, más no significa mejor. Para muestra, un botón: el Google Pixel 4a (366 euros) con una única lente o el iPhone 12 (799 euros) con dos evidencian que el verdadero campo de batalla en la imagen es la fotografía computacional, tanto en el presente como a medio plazo. La fotografía computacional permite a los terminales salir airosos en situaciones complicadas como en movimiento, con poca luz o en retratos.
La fotografía hecha con el teléfono móvil está estrechamente ligada al software y en este sentido, las marcas mejor posicionadas son Google, Huawei o Apple, a juzgar por sus resultados en los últimos años con sus buques insignia.
La fotografía hecha en teléfono móvil está estrechamente ligada al software
Una “especificación” que sí es muy interesante mirar es la óptica elegida. Suponiendo que los materiales son de primera calidad y que su correspondencia no puede ser igual a las lentes de las cámaras grandes, es clave que la apertura sea lo mayor posible, lo que se traduce en una mayor entrada de luz, algo que nos ayudará cuando la luminosidad sea escasa.
Otro punto muy importante es un gadget tan pequeño y que marca la diferencia en fotografía y vídeo es la estabilización óptica, que puede estar implementado de forma electrónica o integrado en la óptica. Independientemente de la forma, los resultados saltan a la vista en escenarios de movimiento o con luz escasa.
3. - Más RAM, por favor
Aunque no podamos cuantificar su efecto de forma clara, la cantidad de RAM de un dispositivo es clave para la multitarea y para soportar mejor el paso del tiempo, cuando las aplicaciones engorden. Y es que con la forma en la que Android trabaja y se actualiza, la memoria RAM es un elemento hardware que siempre va a venir bien.
En caso de que la interfaz que emplea el teléfono no tenga ninguna restricción en cuanto a número de aplicaciones abiertas, más RAM nos permite ejecutar más apps al mismo tiempo y que el salto de un programa a otro se pueda producir de forma más rápida.
La gestión de los recursos disponibles en iOS es diferente, resultando en un sistema operativo más eficiente, por lo que los requerimientos de memoria RAM son inferiores.
Retornando a Android, la interfaz de los diferentes fabricantes marca el consumo de RAM así que, cuanto más simple y parecido sea al sistema original de Google, mejor.
Si nos vamos a las gamas de entrada, el punto de partida es de 3 GB, pero si buscamos un terminal Android que nos dure años, los 6 GB de RAM son un buen punto de partida. Y si el salto de precio no es considerable, en las versiones más sencillas de la gama alta podemos optar por modelos de 8GB, como es el caso del OnePlus 9, o directamente dar el salto a los 12GB.
4.- Compacto, sin bordes y con materiales robustos
Aunque la estética es un concepto subjetivo sujeto a gustos, es innegable que cada temporada encontramos paralelismos en cuanto a integración de elementos de diseño que marcan tendencia: pantallas infinitas, cámaras traseras múltiples, el notch el año pasado, notch y agujeros.
Aunque a lo largo de los últimos dos años hemos visto propuestas originales con protuberancias o aletas, todo apunta a modelos todo pantalla con sensores selfie integrados en el propio panel.
Lo que parece claro es que buena parte de estos elementos de diseño buscan seguir ofreciendo más prestaciones dentro del mismo espacio, o lo que es lo mismo, la compactación es el resultado final del diseño. Que el smartphone siga siendo cómodo en mano.
Valorar su belleza es algo que dejamos al gusto del usuario — si bien particularmente echo en falta la simetría de otras épocas —, lo que si podemos evaluar es la calidad de su construcción y los materiales. Mientras que en la gama alta es habitual encontrar la elegancia del metal y cristal, este último tan atractivo como frágil, bajar las pretensiones suele traducirse en cambiar de material por el plástico, una sustitución muy interesante por la combinación entre prestaciones y precio que ofrece este derivado del petróleo.
Ninguno es indestructible, pero la sensación general es que los materiales cada vez son más modernos y trabajados, con incorporaciones adicionales que teóricamente prolongan su durabilidad como Gorilla Glass en el panel o la resistencia al agua.
A estas alturas de la película, todos los teléfonos de gama alta cuentan con la certificación IP68, es decir, son resistentes al agua y al polvo. En este sentido, apostar por un teléfono con este grado de resistencia puede evitarnos muchos disgustos.
5. - En Android, el caballo ganador sigue siendo Snapdragon
Cuando compramos un teléfono con la idea de que nos dure unos cuantos años vista, el hardware es fundamental para que no se nos quede corto con la llegada de nuevas funcionalidades, aplicaciones y actualizaciones. Aunque cada año salen nuevos smartphones con nuevos procesadores, ninguno ha sido una revolución respecto a su predecesor. En general, el salto tiene que ver con la solución de problemas y una mejor eficiencia energética. En cuanto a rendimiento, la diferencia es más notoria con la perspectiva de dos años.
En la gama media abundan la serie 700 de Snapdragon y en la alta, la serie 800 del fabricante. Pero no solo de Qualcomm vive el smartphone: MediaTek ha conseguido hacerse un hueco en la gama media con sus Helio. Por su parte, Samsung desarrolla el procesador Exynos y Huawei hace lo propio con sus Kirin, dos alternativas parejas en cuanto a potencia y características a los Snapdragon.
En iPhone la capacidad de elección está limitada al procesador desarrollado cada año en Cupertino, que encontraremos en la respectiva hornada presentada en la Keynote de septiembre. Los chips AX — el A14 Bionic es el último de todos — son los más potentes del mercado de acuerdo con las pruebas sintéticas, si bien en la práctica la sensación de fluidez es una realidad consolidada en la gama alta.
Algo en lo que es importante incidir es que tener el mejor hardware no implica necesariamente una mejor experiencia, ya que el sistema operativo, la interfaz de usuario o el bloatware de los fabricantes tienen mucho que decir. Y, volviendo a un apartado anterior, tampoco nos podemos olvidar de la RAM integrada y la velocidad y capacidad del almacenamiento, otro aspecto del hardware en el que profundizaremos pronto.
Una apuesta por hardware potente nos permite jugar a títulos ambiciosos, hacer uso de aplicaciones exigentes como los editores de fotos, o estar preparado para que te dure un par de años sin problemas tanto por fluidez como por tecnologías soportadas.
6. - Conectividad: Pagos con el móvil y 5G
Si este año planeas comparte un nuevo teléfono, es muy probable que la cuestión del 5G salga a relucir. ¿Mejor con o sin 5G? El 5G es el futuro inminente, (e incluso presente, dependiendo de dónde vivas) prometiendo más velocidad, menos latencia y mayor capacidad de red.
Los principales fabricantes Android están implementándolo en su gama alta y bastantes modelos de la gama media, existiendo candidatos tan asequibles como el realme 8 5G (224 euros) o el Samsung Galaxy A32 5G (219 euros).
Es probable que todavía falten bastantes meses para que el 5G sea un extra al que sacarle partido de forma generalizada – cada vez hay más cobertura pero sus ventajas se limitan a pocas ciudades), pero si vas a comprar un teléfono en estos momentos, habida cuenta de las ofertas de los fabricantes, merece la pena apostar por lo último en conectividad.
Cuando pusimos encima de la mesa la cuestión de comprar un teléfono con 5G en 2020, todos coincidieron en que el 5G es prometedor... pero que por el momento, mejor esperar un par de generaciones, pero en 2021 no hay dudas.
Por comodidad y, teniendo en cuenta los tiempos que corren, por evitar contactos, la integración de NFC es ya imprescindible para hacer uso de los pagos móviles, una funcionalidad que sigue expandiéndose y que en momentos de minimizar el contacto, facilita la experiencia de pagar sin dinero con algo que solemos llevar siempre encima.
Respecto al Bluetooth, la versión 5.2 ofrece mayor rango y velocidad, además de mejorar la calidad de sonido y la eficiencia energética. Sobre la conectividad Wi-Fi, teléfonos de gama alta punteros como el OnePlus 8 Pro integran WiFi 6 (802.11AX), que ofrece más velocidad y sobretodo, más alcance y cobertura incluso en espacios saturados con los protocolos WiFi anteriores.
7. - Más de 4.000 mAh de batería en Android y carga rápida
Independientemente de la gama del teléfono, es recomendable que la batería sea al menos de 4.000 mAh, un punto de partida bastante común que nos pueda permitir aguantar el día con un uso moderado sin problemas. Si un eres usuario exigente en cuanto a juegos, llamadas, series y redes sociales, la autonomía es un apartado clave a tener en cuenta, pero más que en cuanto a miliamperios-hora en frío, prestando atención a la duración real mediante experiencias de uso.
No se espera una revolución a medio plazo en este apartado, si bien las pantallas OLED, los componentes más eficientes y los sistemas operativos más depurados tienen como resultado un aprovechamiento mayor de la capacidad disponible del terminal.
Energizer Power Max P18K Pop, un móvil con batería de 18.000 mAh
Teniendo en cuenta que por cuestiones de diseño y manejabilidad la capacidad de la batería no va a ser mucho mayor — salvo anecdóticas excepciones —, lo que se torna imprescindible es la carga rápida, que nos permite subir el porcentaje con pequeñas cargas durante el día.
En este sentido, el Quick Charge de Qualcomm es el más popular — un sistema que ya va por la versión 5, también existen otros tipos de carga rápida como la velocísima Super VOOC de los OPPO que alcanza los 125W, Warp Charge 30T de OnePlus, o el SuperCharge de Huawei. Se espera que todas ellas sigan mejorando en cuanto a velocidad.
En cuanto a las opciones inalámbricas, el estándar Qi es el más frecuente, implantado en firmas como Samsung, LG, Lenovo, Apple o Xiaomi, un tipo de carga que todavía tiene mucho margen de mejora, tanto en velocidad como de forma conceptual, porque más que una carga inalámbrica, se trata de una carga de contacto.
8. - La memoria interna nunca sobra
En tiempos de nubes y servicios en streaming, podría pensarse que el espacio del teléfono es un aspecto secundario. Craso error: tanto si se puede ampliar como si no, si estoy invirtiendo en un teléfono para que me dure varios años, no miraría nada por debajo de los 64 GB, una cifra que comienza a ser erradicada de los buques insignia de este año en favor de los 128 GB.
Quizás haya usuarios que no esperen mucho más que las llamadas, WhatsApp y algunas fotografías que puedan contentarse con 32 GB, pero cualquier usuario que haga uso de aplicaciones y que grabe vídeos se dará cuenta que se queda muy pronto sin espacio disponible.
Además, por el diseño de los teléfonos móviles, la tendencia es ir eliminando progresivamente la ranura micro SD, así que mejor tener claro antes de comprar este apartado.
Si optamos por un teléfono con buena óptica, más razón todavía: la grabación en 4K y las fotos con alta resolución devoran el espacio disponible. Si tienes claro que vas a hacer uso de estas herramientas, subir la inversión a modelos de mayor capacidad es una garantía para los próximos años.
9. - Altavoces estéreo y aptX
El sonido es el patito feo de las especificaciones técnicas de los teléfonos móviles. El incremento en la calidad y el tamaño de las pantallas para mejorar la experiencia del usuario en juego, vídeos o servicios en streaming debe ir acompañado por una fuente de audio a la altura en cuanto a calidad y potencia: el punto de partida es la integración de 2 altavoces estéreo.
Para acompañar las mejoras existentes en las pantallas abocadas a un mayor consumo multimedia, algunos modelos son compatibles con Dolby Atmos, una tecnología que recrea la experiencia espacial.
Salvo en la gama de entrada, la conexión jack tiene las horas contadas y serán precisamente Qualcomm y el Bluetooth 5.1 del que se ha hablado anteriormente los que ayudarán en este sentido. Por un lado, aumentando la velocidad de transmisión de datos, por otro mediante la inclusión del algoritmo de compresión de audio aptX, responsable de la mejora de la calidad del audio inalámbrico de forma notable.
10. - Reconocimiento facial como el sistema de seguridad actual
El cómodo reconocimiento facial se ha consolidado como el sistema biométrico de seguridad en la gama alta y su presencia ha comenzado a democratizarse, alcanzando gamas más modestas. Aún así, todavía tiene margen de mejora en aspectos como la velocidad y su funcionamiento en diferentes situaciones, algo que irá mejorando a corto plazo.
No obstante, en algunos teléfonos este sistema coexiste con el asentado, rápido y solvente lector de huellas dactilares, que por fin parece haber encontrado su sitio alejado de botones y zonas traseras para integrarse de forma discreta en la pantalla, como en el Huawei Mate 40 Pro o los nuevos OnePlus 9.
¿Coexistirán ambos o la báscula acabará decantándose por uno de ellos? La clave está en lo robusto que sea el reconocimiento facial. Aquellos sistemas que miden profundidad como el Face ID de Apple, envejecerán mejor al reforzar la seguridad.
Mirando al futuro y con una tendencia creciente a servicios y aplicaciones que requieren de una cuenta con identificación, los sistemas biométricos son la alternativa más sensata a una lista interminable de contraseñas.
iOS o Android, una cuestión de gustos y actualizaciones
Con Windows fuera de juego y EMUI de Huawei sin servicios de Google, los usuarios solo tienen dos alternativas: Android o iOS, una tónica que parece no vaya a cambiar en los próximos años. Así como iOS es un sistema operativo único y uniforme, en la plataforma de Google encontramos decenas de opciones en forma de capas de personalización de los fabricantes.
iOS tiene en la sencillez y uniformidad su fortaleza, mientras que en Android su punto fuerte es la flexibilidad. Con el paso del tiempo, ambos sistemas han alcanzado una madurez en aspectos como fluidez, personalización, eficiencia energética y seguridad, especialmente si hablamos teléfonos Android bien optimizados como los Google Pixel o OnePlus, que hacen que decantarse entre un sistema u otro en la gama alta ya sea una cuestión de gusto.
Android o iOS, un teléfono de gama alta comprado hoy debe recibir actualizaciones un par de años
Si vamos a comprar un teléfono para que nos dure el mayor punto posible, este debería tener iOS 14 o Android 11 como sistema operativo y además que nos permita recibir actualizaciones durante al menos dos años, algo a lo que Google obliga en materia de seguridad para Android.
En el terreno del hardware, existen modelos mejor diseñados para aguantar el paso del tiempo gracias al software, como los Google Pixel o los iPhone, porque Apple y Google realizan un esfuerzo para que sus terminales reciban las últimas novedades novedades de sus sistemas operativos.
En este sentido, cuando un teléfono ya no puede recibir una actualización importante del sistema, con novedades y aplicaciones que el equipo ya no puede soportar, consideramos que se ha quedado obsoleto. Pero este hecho no debería suceder en menos de 3 años si apostamos por un gama alta.